Todo comenzó una tarde que casi sin saber lo que hacía, como poseído, me senté en la mesa de la cocina y escribí un poema. Un día gris en el que el tiempo determina el estado de ánimo de las personas. Quizá influenciado por algún amor platónico en una época que las hormonas están revolucionadas, "la adolescencia", o solo por el simple hecho de querer expresar mis más profundos sentimientos que ni yo sabía que los tenía. Dejé la poesía después de que escribiera varias de ellas y conservara solo una. Perdidas en algún papel olvidado y sin importancia, sin saber ni imaginarme que dentro nacía una pasión por las letras. Tardé muchos años en encontrarla, ya que me dediqué a los números haciendo la carrera en administración de empresas hasta que un día que me encontraba en la solitud de mi casa, me senté frente al ordenador y escribí una frase que sería el comienzo de mi primera novela. "Cuando Adolfo escuchó el ruido era demasiado tarde. La puerta se abrió y una silueta que no pudo reconocer le quitó la vida de tres disparos". Nunca me imaginé que me dedicaría a la escritura, como tampoco me imagino vivir sin ella.
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